La pimienta negra y la pimienta blanca son dos tipos de especias muy utilizadas en la cocina para agregar sabor y aroma a los platos. Aunque comparten el mismo origen, existen algunas diferencias entre ellas que pueden influir en su elección.

La pimienta negra se obtiene de los granos de pimienta que se cosechan antes de madurar completamente y se secan al sol. Tiene un sabor intenso y picante, con notas terrosas y un toque ligeramente amargo. Es ideal para sazonar carnes, aves y platos salados en general. Además, se utiliza ampliamente en la elaboración de salsas y aderezos.

Por otro lado, la pimienta blanca se obtiene de los mismos granos de pimienta negra, pero estos se dejan madurar completamente antes de ser recolectados. Luego se les quita la cáscara, revelando un grano de color blanco y sabor más suave y delicado. La pimienta blanca es ideal para sazonar pescados, mariscos, sopas y salsas livianas. También se utiliza en platos de tonos claros para evitar la presencia de motas oscuras.

En cuanto a sus propiedades, la pimienta negra es conocida por estimular la digestión y mejorar la absorción de nutrientes en el cuerpo. Además, contiene antioxidantes y tiene propiedades antiinflamatorias. Por otro lado, la pimienta blanca es conocida por su efecto diurético y puede ayudar a regular la presión arterial.

A la hora de elegir entre la pimienta negra y la blanca, todo dependerá del tipo de plato que estemos preparando y el resultado que deseemos obtener. Ambas variedades son excelentes opciones y ofrecen un toque especial a nuestras comidas.